INNOVACIÓN

La tecnología quiere evitar las exuberancias irracionales de los 'traders'

Brazaletes elec­tró­nicos frente a los im­pulsos

No hay es­pacio para las emo­cio­nes. No se puede ganar di­nero en una sala de tra­ding a golpe de im­pul­sos, sin ra­cio­na­lizar las reac­cio­nes. En esto está tra­ba­jando la tec­no­lo­gía, en un dis­po­si­tivo elec­tró­nico que avise cuando a su por­tador se le dis­paran los ner­vios y se pre­ci­pite a hacer cual­quier ton­tería que acabe cos­tán­dole a la em­presa di­nero o repu­tación, o ambas co­sas. Analistas sos­tienen que una pro­por­ción im­por­tante del riesgo asu­mido por las en­ti­dades fi­nan­cieras po­dría re­du­cirse si los tra­ders con­tro­lasen sus im­pulsos emo­cio­na­les. ¿Cómo? Mediante el uso de dis­po­si­tivos elec­tró­nicos anu­dados a sus muñe­cas.

Royal Philips Electronics y ABN Amro han dado el primer paso para que quien trabaja dando órdenes de venta o compra en las que están en juego millones de dólares, tome la decisión adecuada en cada segundo, sin dejarse llevar por obcecaciones o simples pálpitos personales, que acaban en un megabonus o en el despido. El dispositivo que han engendrado los dos grupos holandeses es un brazalete que se lleva en la muñeca y luce cuando su portador es víctima de un ataque emocional.

Se llama "Rationalizer" y va provisto de un** **"EmoBracelet" que mide a través de un sensor el componente emocional del usuario. Cuanto más es arrastrado por un impulso irracional, el trader verá como se cambia el color intermitente del chivato que lleva en la muñeca y todo el mundo, incluido el jefe, sabrá que es su **"**Rationalizer"  el que suena. Cuando la luz roja parpadea puede ser el momento de salir a dar un paseo, o de tomar un café, a menos que se quiera pensar dos veces la orden antes de ejecutarla, en cuyo caso la tensión emocional disminuirá y el dispositivo dejará de emitir señales. Lo que no ha podido demostrarse es si el aparato incrementa el estrés en las salas de trading.

Philips y ABN Amro empezaron a trabajar en el nuevo sistema antes del colapso de Lehman Brothers y se pretende colocarlo entre inversores domésticos reputados. Las empresas han dicho que su investigación revela que los "inversores no actúan por pura racionalidad. Su comportamiento se ve influido por emociones, sobre todo de miedo y  codicia, que pueden comprometer su capacidad para tomar una decisión objetiva y práctica".

Entre la comunidad académica hay discrepancias sobre si las emociones juegan un papel positiva o negativa en el trabajo de los traders. El profesor Louis Gagnon, de la Queen's University, desconfía de la utilidad de la idea del brazalete y afirma que "la emoción es central en el mercado".

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