A la hora de definir su agenda, los gobiernos se enfrentan a la incertidumbre intrínseca a la propia actividad innovadora. El éxito de una idea de negocio desarrollada y comercializada correctamente no está asegurado. Del mismo modo, una agenda de innovación bien planteada puede no dar los resultados esperados. Sin embargo, no hay otra opción. Tanto las empresas como los gobiernos tienen que arriesgarse. La innovación no asegura el éxito, pero la falta de innovación sí asegura el fracaso. Por este motivo, a continuación se examinan las piezas que los expertos del Future Trends Forum consideran necesarias (¡aunque no suficientes!) para construir el puzle de la innovación. A diferencia de un puzle tradicional, estas piezas no tienen un molde predefinido y es tarea del sector público y privado darles tamaño y forma. Esto requiere un enfoque global que las abarque todas a la vez, de forma que todas y cada una de ellas encajen en el puzle de la región. Cada uno de los apartados siguientes examina una de las seis grandes piezas de la innovación:
La Administración y el Gobierno son los encargados de la definición de las políticas y las leyes que allanen el camino a las empresas en el proceso de innovación. Su función es eliminar las barreras para una innovación sostenible, aunque en ocasiones deban ser los encargados del empujón inicial.
Las empresas son el escenario de la innovación.
Los líderes deben implantar una cultura innovadora que fomente la generación de ideas y la innovación. Para ello deben adaptar sus estructuras y procedimientos a la nueva realidad, creando una organización dinámica que se pueda adaptar a la sociedad actual.
El sistema educativo es donde se fijan las bases de la innovación. Los colegios y universidades son los laboratorios en los que los emprendedores deben aprender los principios de la innovación en un entorno seguro.
La nueva sociedad requiere una educación que premie todo el conjunto de talentos y aspiraciones, pero ante todo que entienda el fracaso como una forma de aprendizaje y no como un pecado capital. Las personas son el centro de la innovación. De ellas surgen las ideas, las motivaciones y las ambiciones que dan lugar a la innovación. Todo lo demás debe circular en torno a las personas. Cada persona es distinta. Creativos, líderes, directivos, emprendedores... todos ellos tienen su rol en la innovación y todos son importantes.
Las relaciones y los círculos sociales constituyen el elemento que une la diversidad de las personas para posibilitar la innovación. Se trata de esos vínculos tanto profesionales como personales que permiten alinear todos los componentes (ideas, capacidades y financiación) en la dirección de la innovación. La responsabilidad social posibilita un tipo de innovación que el mercado olvida. La innovación social puede no ofrecer beneficios económicos a las empresas, pero sí genera beneficios sociales. Tanto gobiernos como empresas y organizaciones sin ánimo de lucro deben unirse en un intento por innovar si quieren solventar los grandes problemas del mundo.
Éstas son las grandes piezas que configuran el puzle de la innovación. Cada una de ellas, a su vez, puede dividirse en varias piezas más; sin embargo, estas seis grandes piezas permiten elaborar un marco general que da consistencia a una agenda de innovación.
Las Administraciones deben diseñar cada pieza pensando en el conjunto de su región, pero, ante todo, respetando un principio fundamental: la innovación sostenible de una región no depende de sus políticas o instituciones, sino de sus empresas. Las empresas son la fuente de riqueza, no las regiones o los países. La innovación por parte de la Administración no puede ser sostenible en el tiempo. Sólo con empresas innovadoras podrá una región hacer frente a los retos del futuro.