La enorme volatilidad existente en las bolsas y los malos precedentes de antiguas colocaciones de bancos, como el caso de Bankia en julio de 2011, son dos argumentos de peso para que la ansiada cotización de los cuatro bancos que se mantienen al margen del escrutinio de los mercados se vaya a prolongar más allá de lo que se desea por parte de algunos reguladores y supervisores, como el Banco de España.
Ya, por el momento, el presidente de Kutxabank, Gregorio Villalabeita, ha marcado distancias con el organismo de Luis María Linde y con su antecesor en el cargo, el veterano Mario Fernández. El grupo conformado por las tres antiguas cajas de ahorros vascas ni está ni pretender estar en bolsa.
Esta postura supondrá que Kutxabank tendrá que asumir el peso, en algunos círculos se considera como castigo, del fondo de reserva que tengan que configurar las tres cajas de ahorros por su posición mayoritaria en el capital del banco instrumental creado por la fusión a tres bandas que alcanzaron, después de muchos intentos, las tres entidades vascas y que se ciñen a las respectivas provincias de Euskadi.
Kutxabank fue el banco español que con mayor holgura superó las temidas pruebas de resistencia que el Banco Central Europeo (BCE) publicaba hace casi un año tras el análisis de todo el sector financiero del viejo continente. Su ratio de Core Tier I (CET 1) se elevaba la cierre del primer semestre hasta el 13,9% y la ratio de solvencia total alcanzaba el 14,3%, con una mejora significativa respecto al 13,1% con el que cerró el pasado ejercicio.
Villalabeita esgrime esa sobrada solvencia para negarse a dar un salto al mercado de renta variable y, al mismo tiempo, se desmarca de posibles operaciones corporativas porque "ahora el tamaño no toca". Kutxabank obtuvo un beneficio hasta junio de 122,7 millones de euros, un 18,8% más, con una gran contribución de los resultados por operaciones financieras (ROF), que se incrementaron un 78,8% en la comparativa interanual hasta los 172,8 millones de euros.
Esa partida de ingresos tan atípicos como es el ROF también tiene un peso significativo en Ibercaja y Unicaja, otras dos entidades que deberían de cotizar antes de finales de 2018 para reducir la posición de las cajas de ahorros por debajo del 50%. En el caso de BMN, el ROF se ha reducido en el primer semestre un 10%, pero supone aún 152 millones de euros frente a los 42 millones declarados como beneficios.
Caballo de Troya
A diferencia del presidente de Kutxabank, que ya se ha cerrado en banda para no colocar en bolsa a su grupo bancario, los tres presidentes de las entidades que se encuentran en una situación similar se justifican en la volatilidad reinante en la actualidad en los mercados y en el margen que les permite el calendario para convertirse en bancos cotizados.
Durante los últimos meses, se había especulado que BMN, la entidad presidida por Carlos Egea y bajo el control accionarial del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), preparaba su salto al mercado de renta variable para finales de este mismo ejercicio.
En cambio, ahora tan sólo queda la voluntad pero sin una fecha concreta. El propio Carlos Egea ha confirmado su intención de cotizar cuando esté "finalizado el proceso de reestructuración, saneamiento y recapitalización", como decía hace poco más de una semana en un encuentro con directivos del grupo.
Hace tan sólo unos días, el presidente de Ibercaja, Amado Franco, ya barajaba los últimos meses de 2016 o los primeros de 2017 para la salida a bolsa de su grupo, en el que la primera caja aragonesa integró a Caja 3 (formada por Caja Inmaculada, Caja Círculo y Caja de Badajoz). Todo dependerá de la situación de los mercados. Al mismo tiempo, el que estaba llamado a presidir la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA) manifestaba su intención de proseguir en "solitario" y descartaba que las grandes entidades se vayan a comer a las más pequeñas.
El presidente de Unicaja, Braulio Medel, ya precisó hace unos meses que la salida a bolsa de su grupo se ejecutará "cuando las condiciones de mercado lo permitan". El veterano financiero, y expresidente de la CECA, ha sido uno de los más claros defensores de la naturaleza fundacional de las cajas de ahorros.
En círculos próximos a estas entidades comparan la apertura de su capital a nuevos inversores, mediante su salida a bolsa, con el regalo envenenado que suponía el mítico Caballo de Troya. "El temor ya no es tanto de acabar en manos de algún grupo bancario español. La mayor preocupación es que se cuelen determinados fondos, con una permanencia en entredicho y con pretensiones de controlar la gestión".
Desde hace varios meses se habla, o casi se invita como es el caso de Banco de España, a un nuevo proceso de integración y reestructuración del sector financiero español, ante la dificultad de lograr una rentabilidad suficiente que cubra el coste del capital. Pese a estos vaticinios, la mayoría de los bancos confirman su capacidad para ser independientes sin necesidad de fusiones o integraciones.