En los últimos días, Perú ha dado su apoyo a la inclusión de Bolivia y a este país le resta ahora proceder a un acercamiento con Brasil para dejar sentado que el ferrocarril, que debería estar operativo en siete años, atraviese su territorio.
El sueño boliviano acaba de recibir un fuerte espaldarazo, al lograr el presidente Morales el respaldo del mandatario peruano Pedro Pablo Kuczynski (PPK), quien acaba de ratificar en Sucre su voluntad de que el tren que conectará puertos de Perú y Brasil atraviese Bolivia. “El Corredor Ferroviario Bioceánico pasará por Bolivia porque es la vía más corta entre el Atlántico y Pacífico, causa menos daño ambiental que por la Amazonia peruana y demora menos en llegar a los puertos del Perú. Bolivia es la ruta más lógica”, indicó PPK al término de una reunión del Gabinete Binacional Bolivia-Perú.
Bolivia y Perú han suscrito un memorando de entendimiento para promover la viabilidad del Corredor Ferroviario Bioceánico Central que establece plazos y tareas para hacer realidad un proyecto que incluye la construcción de cuatro corredores. “Será el canal de Panamá del siglo XXI, el nuevo Qhapaq Ñan (camino del Inca)”, indicó Morales tras acordar con PPK que de los 3.360 kilómetros de líneas férreas, cerca de 1.700 transitarán por suelo boliviano.
El CFBC, proyectado por Perú y Brasil con la idea de crear una vía para potenciar el comercio subregional, ayudar a asentar nuevas rutas comerciales con Asia y África e impulsar la integración regional, fue ideado para unir el puerto brasileño de Santos (Atlántico) con el peruano de Ilo (Pacífico) y el trazado inicial planteado junto a China, que se ofreció como socio financiero, no contemplaba hasta hace meses la posibilidad de atravesar territorio boliviano. Brasil, Perú y China anunciaron en 2015 el estudio de factibilidad del tren, en una propuesta que planteaba un recorrido más largo y un coste mucho mayor. En septiembre, tras visitar China, Kuczynski pidió que el proyecto de tren bioceánico Perú-Brasil fuera reevaluado para reducir costes, ya que se calculaba que demandaría una inversión superior a los 50.000 millones de dólares, de los que buena parte debería ser cubierta por Perú. La inclusión de Bolivia reduciría el montante total de la obra a 10.000 millones de dólares.
Si bien China lleva desde el inicio dando apoyo al proyecto, en este último año países como Alemania han manifestado su interés en ser socios. El interés de China en un proyecto que dinamizará la economía regional es hacer más fácil y rápida la llegada de materias primas de Brasil a su territorio y evitar dar una larga vuelta marítima por Cabo de Hornos o el Canal de Panamá, además de contribuir a su estrategia de expandir su influencia diplomática en la región. Pero ahora, a China le han salido competidores. En concreto una Alemania donde empresas como Siemens y Deutsche Bahn buscan ser parte del plan.
Así las cosas China y Alemania pugnan por financiar proyecto, que podría ahora costar entre 7.000 y 10.000 millones de dólares y demandar 7-10 años en su construcción. Se estima que el tren bioceánico propiciará el transporte de 10 millones de toneladas de carga en 2023 y 24 millones en 2055. Los planes pretenden su articulación con las hidrovías del río La Plata y del Amazonas.
Desde el anuncio del proyecto, Morales, inició una campaña para que su país fuera incluido en el plan, asegurando que el trazado más directo y económico era a través de Bolivia. Perú y China han dado ya respaldo a Bolivia, mientras que Brasil juzga que la propuesta boliviana es complementaria al planteamiento inicial. Así las cosas, y tras el acuerdo Bolivia-Perú, a La Paz le queda el acercamiento a Brasil, según ha admitido su Ministro de Obras Públicas, Milton Claros. “Nos falta solo Brasil”, indicó, para apuntar que antes de la destitución de Rousseff, ambos países tuvieron reuniones, paralizadas tras su marcha. Bolivia ya pidió y obtuvo el pasado octubre el apoyo de Unasur, que se comprometió a gestionar la financiación de China para la construcción del tren.
Evo Morales ve en la participación boliviana una oportunidad de integración de su país en la región y una salida directa y rápida al mar con la que revertir el impacto económico negativo causado por el enclaustramiento mediterráneo que padece desde finales del siglo XIX. Y ha luchado por lograr que su país sea beneficiario directo del proyecto, al igual que Brasil y Perú, y no un beneficiario secundario como lo serán Argentina, Paraguay y Uruguay, ya que se prevé que el tren tenga conexión con la hidrovía Paraguay-Paraná.