MONITOR DE LATINOAMÉRICA

El nuevo pre­si­dente busca un Gobierno de unidad para su­perar la ines­ta­bi­lidad

Perú: la economía aguanta en medio de la convulsión política

Los in­ver­sores es­pañoles en el país, ex­pec­tantes pero con­fiados el fu­turo

Ubicacion y demografia del Peru
Perú crece pese a sus políticos.

A pesar de la con­vul­sión po­lí­tica que Perú arras­traba desde di­ciembre y que cul­minó el pa­sado día 22 con la (aceptada) re­nuncia del pre­si­dente PPK, for­zado por de­nun­cias de co­rrup­ción y so­bornos y el ataque de la opo­si­ción fu­ji­mo­rista, la eco­nomía pa­rece re­sistir el en­vite de la ines­ta­bi­li­dad. En ello tiene por ahora mucho que ver la rá­pida in­ves­ti­dura como man­da­ta­rio, el vier­nes, del prag­má­tico primer vi­ce­pre­si­dente Martín Vizcarra.

Pero todo dependerá de que éste logre que su Gobierno sea percibido como continuista y logre una tregua del partido Fuerza Popular de Keiko Fujimori, mayoritario en el Congreso, para gobernar y limitar el impacto en la economía.

Los inversores internacionales están atentos a las señales de las las fuerzas políticas de apoyo o no al nuevo Gobierno y de que se aleje la posibilidad de elecciones anticipadas. De momento Vizcarra se ha apresurado a pedir esa tregua y a tener puentes: ha llamado a poner fin a la confrontación y ha abogado por un gran pacto social contra la corrupción y a favor de impulsar el crecimiento, lo que ha tranquilizado a unos mercados que ya habían anticipado la crisis: de hecho, la Bolsa de Lima subió tras la renuncia de PPK.

Los expertos juzgan que lo peor de la crisis política ha pasado, aunque hay prudencia sobre el futuro a corto plazo y no se excluye que la calma sea corta. Las empresas españolas, que han elevado su presencia en Perú en los últimos años, están a la expectativa, pero mantienen la confianza sobre el futuro.

También ayuda el que la economía parece circular en Perú por un carril diferente al de la política. Todos los gobiernos desde Fujimori han mantenido similar rumbo económico pese a su diferente signo. El respeto a la autonomía del banco central y a la estrategia de crecimiento abierta al mercado que ha permitido al país ser socio fundador de la Alianza del Pacífico, han permanecido como pilares más allá de cualquier coyuntura política en un país en el que nadie quiere que se repita el traumático descarrilamiento de los 80.

Pese a la inestabilidad, la abrumadora indignación social contra la corrupción y desconfianza y descrédito en el que se han sumido todas las fuerzas políticas, en círculos financieros, agencias de ráting y patronales se confía en que Vizcarra logre enderezar la situación y de momento prevén un impacto limitado en la economía, pero todo dependerá de la actitud de colaboración de Keiko y del APRA. Morgan Stanley ha ratificado el valor de los bonos y acciones del país tras renuncia de PPK y la calificadora de riesgo PCR ha señalado que inversiones y consumo seguirán recuperándose siempre que haya “una transición política ordenada”. Fitch ha mantenido la calificación crediticia de Perú en BBB+ y también Moody’s y S&P han ratificado su confianza en la economía peruana y su solidez. Ambas agencias han indicado no ver un impacto significativo en las políticas económicas y de inversión clave en Perú, siempre que el gobierno pueda recuperar la confianza de los inversores.

En 2017, el PIB creció el 2,5%, afectado por los daños del El Niño Costero, lejos del 3,9% de 2016, pero para 2018 se espera un avance del 3,5%-4% con una baja inflación del 3,1%. Algunos expertos pronostican una revisión a la baja del crecimiento, pero mínima. Pero si bien es cierto que la economía aguanta, también lo es que el ruido político está cercenando mayores oportunidades de crecimiento. Por ello economistas y empresarios piden a Vizcarra que luche por recobrar la estabilidad política para elevar la inversión, que implemente los grandes proyectos de infraestructura y minería pendientes y que reactive una economía que suma 19 años de avance casi ininterrumpido.

También los empresarios peruanos han llamado a los partidos a mantener la estabilidad y a proceder a reformas institucionales para recobrar la confianza de la población en un país en el que todos los presidentes desde Alberto Fujimori (Toledo, García, Humala y PPK), pero también la opositora Keiko, se han visto afectados o salpicados por casos de corrupción. Y Vizcarra parece tener esa hoja de ruta: ya ha indicado que conformará un gobierno de unidad nacional para recuperar la gobernabilidad en un país polarizado en el que unos reclaman elecciones anticipadas por considerar al de Vizcarra un Ejecutivo de transición y otros exigen que agote el mandato hasta 2021 con un Gabinete de base amplia. Y ha enviado signos de que el rumbo se mantendrá, al llamar a mejorar la competitividad, fomentar la inversión privada y a apoyar a las pymes.

Perú es, de hecho, para entes globales e inversores una de las economías estrella de la región por su solidez macro, mercado interno, estabilidad y oportunidades. España es hoy, con 13.000 millones, el primer inversor en Perú, donde operan 500 empresas, desde gran parte de las grandes del Ibex-35 a multitud de pymes. Y según el último informe ‘Panorama de inversión española en Iberoamérica 2018’, se prevé un aumento de la inversión en un mercado juzgado como el que tendrá mejor desempeño económico en el área en 2018.

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