OPINIÓN

Torra se aferra ahora a las conversaciones del Grupo de Pedralbes

El “clima po­lí­tico” en­turbia la buena marcha de los ne­go­cios en Cataluña

Quim Torra.
Quim Torra.

Al cum­plir el primer aniver­sario de su man­dato como pre­si­dente de la Generalitat de Catalunya, Quim Torra quiere reanudar cuanto antes el dia­logo con el go­bierno cen­tral para buscar so­lu­ciones po­lí­ticas al con­flicto ca­ta­lán. A fi­nales del pa­sado año, el Consejo de Ministros, bajo la pre­si­dencia de Pedro Sánchez, ce­lebró una se­sión en el pa­lacio bar­ce­lonés de Pedralbes. Fue la oca­sión para crear un grupo ne­go­ciador des­ti­nado a buscar so­lu­ciones po­lí­ti­cas.

La pre campaña electoral se llevó el grupo de trabajo por delante. Y ahora, desde la Generalitat, urgen para recuperarlo. Fue el vicepresidente Pere Aragonés (ERC) quien lanzó la idea en las pasadas jornadas del Cercle d´Economia, celebradas en Sitges.

Pero, el presidente del gobierno no recogió el guante. Pedro Sánchez ni siquiera hizo referencias al tema político en Cataluña cuando concluyó las jornadas con empresarios, financieros y líderes políticos, a excepción del PP y Ciudadanos. Sánchez solo habló de economía, fiscalidad y de incrementar la presencia e influencia de España en las instituciones europeas que, a partir de otoño, gestionaran la Unión Europea tras las elecciones del Parlamento Europeo.

Por su parte, Juan José Bruguera, presidente del Cercle d´Economía, sí pidió, en Sitges, una “nueva cultura política de negociación y pacto”. La mayoría de participantes, desde banqueros a empresarios, reconocieron que el “clima político” enturbia la buena marcha de los negocios, amén de la pérdida de miles de empresas que trasladaron sus sedes sociales fuera de Cataluña, después del referéndum del 1-O. Situación que el presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, quiere revertir, solicitando la vuelta progresiva de las mismas, aunque de momento no parece prosperar.

Además, muchas de las empresas que se fueron han descubierto que, con sus sedes sociales en Madrid, Valencia o Alicante, gozan de mejores condiciones fiscales que en Barcelona.

Todo ello en un contexto en que la Cámara de Comerç, Industria i Navegació de Barcelona, así como la mayoría de Cámaras comarcales, han pasado bajo control de empresarios pro independentistas lideradas por Joan Canadell, en unas candidaturas que promocionó la ANC (Assamblea Nacional Catalana), ante la pasividad de voto de una gran mayoría de asociados que, por cierto, tampoco se habían nunca preocupado de votar para la dirección de las Cámaras de Comercio en Cataluña.

Al ambiente empresarial hay que sumar el político de pactos. Primero para autonomías y municipios y, a continuación, para la formación del gobierno. En Barcelona hay gran tensión entre Ernest Maragall (ERC) y Ada Colau (Comunes) para ver quien será, o repetirá, como alcaldable. Desde la barrera el PSC presiona para evitar que la alcaldía de Barcelona caiga bajo control proindependista, con Maragall al frente.

Otro frente abierto es como se resolverá el asunto de los europarlamentarios elegidos en Cataluña (Puigdemont y Comín, en Bruselas, y Junqueras en prisión), ante un escenario inédito para el Parlamento Europeo. Y, además, el impacto que tendrá la sentencia del Tribunal Supremo por los enjuiciados por el 1-O.

En resumen, para el presidente del gobierno ahora en funciones y con vistas a ser reelegido, Pedro Sánchez, todo indica que las peticiones que le llegan para reanudar el diálogo del Grupo de Pedralbes pueden esperar.

Artículos relacionados