El país habrá crecido en 2019 el 2,4%-2,5%, tras una media anual del 5% en los últimos 20 años, y lo hará el 3,2% en 2020, según FMI y Cepal. El resultado de 2019 es el peor en una década, debido a la desaceleración global en Latam, a una menor inversión pública, a la incertidumbre comercial y a las tensiones políticas en Perú en un contexto de investigación de la corrupción vinculada a Odebrecht, pero se sitúa muy por encima de la media regional. Junto al plan de infraestructura y atracción de IED para relanzar el PIB, Lima ha decidido también postergar tres años su meta de una mayor reducción del déficit fiscal.
El Ejecutivo enfatizó semanas atrás el interés del Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad para las firmas españolas en Perú, que pueden hallar oportunidades no sólo en infraestructura vial, aeroportuaria y energética, sino en agua y saneamiento, agroindustrial y TIC. Perú se ha convertido en los últimos años en uno de los grandes mercados para las compañías españolas, debido a su estabilidad macro, su seguridad jurídica, el aumento del tamaño de mercado interno y su apertura económica y comercial (es fundador de la Alianza del Pacífico y tiene 27 TLC con diferentes países).
La selección de proyectos de infraestructura del Programa Nacional se realizó atendiendo a criterios de alto impacto en productividad y competitividad, sus beneficios para la mayor cantidad de población y la posibilidad de articularlos para potenciar los impactos de cada iniciativa creando oportunidades en todas las regiones. El plan involucra Transportes y Comunicaciones; Energía y Minas; Vivienda, Construcción y Saneamiento; Agricultura y Medio Ambiente.
Según Lima, este “gran esfuerzo” por estructurar proyectos y tener una ‘hoja de ruta’ tendrá efectos positivos en el PIB. Perú nunca había contado con un Plan Nacional de Infraestructura. Lo más parecido, en los años 70, tenía un enfoque económico distinto. A más largo plazo, Lima entiende que la brecha de infraestructura de acceso básico asciende a 110.000 millones de dólares, déficit que podría cerrarse con una inversión anual del 2% del PIB en 20 años.
Aeropuertos, metro, vías y saneamiento
Entre los 52 proyectos ‘priorizados’, la mayoría viales, se sitúan otros logísticos y energéticos, como las líneas 2 y 3 del Metro de Lima; la ampliación del Aeropuerto Jorge Chávez; la ejecución del aeropuerto Chinchero de Cuzco; la modernización de 8 aeropuertos del interior, entre ellos Piura y Trujillo; la ampliación del Terminal Multipropósito Muelle Norte y del Terminal de Contenedores Muelle Sur del Callao y la Central Hidroeléctrica San Gabán III.
También, el abastecimiento de agua en Lima y servicios de agua regionales; la Hidrovía Amazónica; la instalación de banda ancha en varias ciudades y planes ferroviarios y de tendido energético. En carreteras destacan tramos de la Longitudinal de la Sierra, Carretera Central y Autopista del Sol y el anillo vial periférico Lima-Callao. La mayoría se realizará con asociación público-privada.
El plan apunta también, como los nuevos proyectos para convertir el turismo en motor económico, a incrementar una IED que en 2018 cayó un 5,4%, a 6.488 millones. Perú se sitúa lejos de las cifras récord de llegada de inversión superiores a los 8.500 millones de dólares que encadenó entre 2010 y 2013.
España fue en 2018 el primer inversor, con el 18% del total de IED, por delante de Reino Unido (17%); Chile (13%) y EEUU (12%) y tiene casi 800 empresas en el país, notablemente en el sector infraestructuras, y creciente presencia de pymes. Perú es el quinto destino en Latam de la inversión española, con un stock de 13.000 millones. España es, además de primer inversor, primer importador europeo de productos peruanos y primer emisor de turistas al país.
Abengoa y Sacyr, entre otras, se hicieron con nuevos contratos en el país en 2019, año que para FCC (que con ACS se adjudicó la Línea 2 del metro de Lima en 2014) fue más negativo, al verse forzada a renunciar a uno de sus mayores contratos en Latam, la ampliación del Aeropuerto Jorge Chávez de Lima que había ganado en 2018 en alianza con Impreglio y Aecom y por el que ahora podrían apostar otras firmas españolas. También están presentes con notable inversión ACS, Telefónica, Repsol, BBVA, Inditex, REE, Globalia, Endesa, Enagás, Naturgy, Ferrovial, Acciona, Mapfre, Meliá, NH, Acerinox, Aenor, Globalia, Caixabank, Cepsa, Eulen, Iberia e Indra, entre otras.