Los beneficios empresariales que se esperaban lograr en el cuarto trimestre y la mayor facturación de los servicios y la hostelería pueden romper la racha alcista y acrecentar los desequilibrios en España. Aunque el petróleo estaba afectando de forma muy negativa a la inflación, el aumento de la demanda en Asia de petróleo había elevado el precio hasta sobrepasar los 86 dólares en octubre.
Desde la irrupción de la nueva cepa detectada la pasada semana en Sudáfrica, el petróleo lleva perdido más de 16 dólares y el barril Brent del Mar del Norte se sitúa ligeramente por encima de los 70 dólares. El precio medio del Brent en el tercer trimestre fue de 73,5 dólares, frente a los 69 dólares del segundo trimestre. De no haberse roto esta racha alcista, en el cuarto trimestre se habrían superado los 83 dólares de media. La nueva cepa de ómicron puede romper ahora todas previsiones económicas mundiales.
Pendientes de Pfizer, Moderna y Janssen
Todo lo que se esperaba iba a ser un mes de diciembre con gran consumo, con un alivio para la restauración, el turismo y el transporte aéreo puede verse trastocado nuevamente si Pfizer, Moderna o Janssen no despejan pronto las dudas sobre si la nueva variante es resistente a las vacunas actuales. De confirmarse lo anunciado por Moderna de que es poco probable que las vacunas reforzadas sean tan efectivas contra ómicron como lo están siendo contra la delta, el panorama en Europa se complicará mucho y el gasto se contraerá en un mes crucial para el consumo de las familias.
En este caso, pese a tener España una incidencia menos de casos, en cambio, será uno de los países más afectados en su vertiente económica tras la revisión a la baja que había hecho Bruselas del crecimiento para España, que lo sitúa en un 4,6% este año, 0,6 puntos menos y un 5,5%, con un recorte de 0,8 puntos. Los efectos sobre el turismo volverían a ser letales para lograr la recuperación prepandemia y el aumento del desempleo será una dura amenaza.
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha afirmado que la economía crecerá a finales de 2021 y comienzos de 2022 menos de lo previsto. La entidad emisora anunciará en este mes de diciembre la revisión a la baja que hace de las previsiones. El Consejo General de Economistas (CGE) sitúa el PIB de este año en el 4,1% y el 5,6% en 2022, frente al 5% y al 6%, previsto hace meses.
Temor a mayores restricciones
Los miedos a mayores restricciones en restaurantes e incluso nuevos confinamientos entre comunidades autónomas serían un duro golpe para la recuperación del turismo y la hostelería que esperaba un aumento del gasto y del consumo en las familias. Aunque, en el cuatro trimestre del año, la renta disponible de los hogares se verá muy afectada por el efecto inflacionario, de no haber problemas con el covid, las familias habrían dado cierta rienda suelta al bolsillo.
Los precios han subido en noviembre un 5,6% en tasa interanual por el aumento de los alimentos y los costes energéticos, incluidos la luz, el gas, las gasolinas y gasóleos. Esto supone una caída importante en el poder adquisitivo de los ciudadanos. Ahora bien, la inflación, con ser muy negativa para la demanda interna, podría verse ahora subsanada si los precios energéticos se suavizan con la bajada del petróleo.
Según el gobernador, las perspectivas de los próximos meses dependen, sobre todo, de la evolución de la pandemia, la fortaleza del consumo de los hogares, la recuperación del turismo, el despliegue de los fondos europeos, las cicatrices sobre el tejido empresarial, la persistencia de los cuellos de botella y el actual episodio inflacionario.