El presidente del BBVA ha carecido de una junta de accionistas tranquila y sin críticas a pesar de que, por la actual situación de pandemia, ha sido telemática. Tampoco ha servido de mucho que unos días antes de esta cita anual constituyera la mesa de negociación con los representantes sindicales para el anunciado despido colectivo.
Algunos accionistas han incidido en el caso Cenyt, también conocido como FG-Villarejo, que se encuentra bajo investigación judicial por el magistrado de la Audiencia Nacional, Manuel García-Castellón, y con la imputación de diversos directivos y del propio banco como persona jurídica.
Paulino García-Toraño Martínez, representante de la Asociación Uniter de Exempleados del grupo BBVA, ha sido uno de los 14 accionistas que han intervenido con sus preguntas formuladas por escrito. El ex empleado ha pedido explicaciones sobre las remuneraciones y ciertos privilegios del expresidente Francisco González, que renunció a su cargo honorífico hace dos años tras su imputación en el caso de los espionajes encargados al comisario jubilado José Manuel Villarejo. A esa misma cuestión se ha referido otro accionista.
"Desde que cesó en su cargo, no ha recibido ninguna remuneración y sin ningún privilegio, salvo el coste de su seguridad privada", ha respondido secamente un Carlos Torres que ha intentado marcar distancias con su antecesor.
Ese distanciamiento con su mentor ha llegado hasta el punto de indicar que "la defensa de la entidad es independiente de los distintos investigados en el caso" y que el BBVA siempre ha tenido como prioridad la colaboración con la Justicia para esclarecer todos los hechos investigados por la Audiencia Nacional.
El presidente de Adicae, Manuel Pardos, ha aprovechado el turno de preguntas para recordar cómo su asociación fue objeto de espionaje por parte de Villarejo por encargo del BBVA presidido por Francisco González, aunque también se ha sumado a las críticas de otros accionistas por el incremento de las comisiones por parte del banco.
Algún otro accionista ha usado palabras más gruesas, como las de "puta vergüenza", para calificar el cambio de la política de comisiones por parte del BBVA y ha preguntado cuántos clientes abandonarán la entidad en la que han confiado durante casi toda su vida. "Nuestro objetivo es priorizar la vinculación de nuestros clientes y nuestras comisiones son competitivas respecto a las de nuestros competidores", ha respondido el presidente del BBVA.
La criba laboral
La mayoría de las intervenciones en la junta de accionistas del BBVA han sido las de los distintos representantes sindicales. Tras el encuentro mantenido a finales de la semana pasada y a la espera de conocer planes concretos este jueves, todos ellos han mostrado su preocupación por un despido colectivo que podría afectar a unos 3.000 empleados.
"El sector bancario se encuentra en un contexto de reestructuración. Es la mejor manera de garantizar la estabilidad del empleo a futuro y la viabilidad de un BBVA rentable y eficiente", ha sido la respuesta conjunta de Torres a todos ellos.
Varios representantes sindicales han criticado que el presidente del banco justifique este ajuste en el avance que se ha producido en la relación digital ya que, según su criterio, se ha impuesto esa transformación a espaldas tanto de los empleados como de los propios clientes de la entidad.
Algún que otro accionista también se ha cuestionado la estrategia del BBVA tras la venta de su filial en Estados Unidos y la fracasada fusión con el Banco Sabadell a finales de 2020. "La estrategia del banco sigue vigente", ha respondido de manera escueta Carlos Torres.