Para ello, REE ha puesto en marcha un ambicioso plan estratégico que contempla la inversión de 2.846 millones de euros en el desarrollo de una red que permita el transporte de energía de manera eficiente, 411 millones de euros para el diseño, construcción y puesta en marcha de infraestructuras de almacenamiento y 92 millones de euros para nuevos sistemas de operación y control.
A esto se deberá sumar el proceso de digitalización que cobrará ahora una mayor importancia. Según un informe presentado por RatedPower, la diversificación de las tecnologías de energía renovable es el factor más importante para el 74% de las empresas, seguido por la inversión en digitalización y en automatización (67%) y nuevos materiales (59%).
El Informe de Digitalización del Sector Energético Español muestra que desde el 2014, las inversiones destinadas a la digitalización del sector energético han aumentado un 20% a nivel mundial. Estas tecnologías digitales son fundamentales para la transición hacia el modelo energético más sostenible y cumplir con los objetivos marcados para 2030.
En un primer momento el Pacto Verde Europeo pretendía conseguir un aumento del uso de las renovables y disminuir la huella de carbono reduciendo las emisiones en un 55% para 2030. Sin embargo, este objetivo se ha ampliado recientemente por el Parlamento Europeo con el fin de alcanzar el 60% en esa misma fecha.
Un aumento para el cual REE quiere estar preparada y que debería impulsar su cotización a medio y largo plazo. Las acciones del gestor de la red eléctrica española, sin embargo, retroceden un 8% en lo que va de año, muy salpicado en los últimos meses por la mala imagen de las puertas giratorias en un momento de debilidad de su cifra de negocios y de estancamiento de los beneficios. Con todo, los operadores siguen observando un gran potencial del grupo en Bolsa.