Los prés­tamos en vi­gi­lancia es­pe­cial su­peran a la mo­ro­sidad aún con­te­nida

La morosidad en créditos al consumo y en algunas líneas ICO dispara las alarmas en la banca

La baja ren­ta­bi­lidad se añade al riesgo del au­mento de ac­tivos im­pro­duc­tivos

Placa del ICO
Placa del ICO

Luces de alerta en el sector ban­cario es­pañol, aunque la ac­tual crisis no sea fi­nan­ciera e in­mo­bi­liaria como ocu­rrió en la an­te­rior. Aunque la ratio de mo­ro­sidad se man­tiene con­te­nida en el 4,53% (datos a abril del Banco de España), el de­te­rioro cre­di­ticio en prés­tamos al con­sumo y en los cré­ditos con aval del ICO se sitúa en por­cen­tajes preo­cu­pantes para el su­per­vi­sor, sobre todo por la baja ren­ta­bi­lidad de los ban­cos, un pro­blema que ya se re­gis­traba antes de la pan­de­mia.

Las medidas gubernamentales o sectoriales que se han puesto en marcha desde el estallido de la pandemia, y la crisis económica derivada de ella, han permitido que los bancos hayan mantenido en una senda descendente la ratio de morosidad del sector. Las líneas ICO y las moratorias han sido claves, como reconocen todos los banqueros.

Sin embargo, las entidades no pueden bajar la guardia en el corto y medio plazo, una vez que venzan esas medidas que han permitido hasta el momento evitar un repunte de la morosidad que afectaría al sector bancario como ocurrió en la anterior crisis tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria.

La voz de alarma proviene del propio Banco de España y del director general de Estabilidad Financiera, Regulación y Resolución, Ángel Estrada. Según sus datos, aún al cierre del pasado ejercicio, refleja el deterioro crediticio que se ha incrementado entre las empresas por los préstamos en vigilancia especial hasta el 35,8%, mientras que entre los empresarios individuales es del 29,4%.

Más preocupante es la situación de aquellos créditos con aval del ICO. Aquellos concedidos a empresas alcanzan un deterioro del 8,2%, mientras que los de los empresarios individuales se sitúan el 13,7%.

Este directivo del Banco de España se muestra muy contundente al afirmar que "los riesgos latentes son muy relevantes", sobre todo en determinadas carteras como las de préstamos al consumo o en la financiación destinada a pymes de los sectores más afectados por las restricciones como consecuencia de la pandemia.

El dato positivo es que los activos improductivos (NPL) no se ha incrementado en términos agregados, sin efecto por parte de aquellos procedentes del sector inmobiliario que la mayoría de los bancos han evacuado en los últimos años de sus respectivos balances mediante distintas operaciones.

En la anterior crisis, los bancos españoles llegaron a suportar unas de ratios de NPLs de hasta el 13,8% (en 2013), aunque desde entonces, y hasta finales de 2019, la disminución ha sido "muy significativa" hasta situar dicha ratio en un 4,8%.

Baja rentabilidad

El problema ante un potencial repunte de la morosidad en las carteras detectadas es que los bancos ya partían, antes del estallido de la pandemia, de unos niveles de baja rentabilidad que se han agudizado durante la actual crisis económica derivada de la sanitaria.

El propio gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ya advertía, hace tan sólo unos días, de que esa baja rentabilidad del sector bancario podría derivar en una crisis de estabilidad financiera.

De producirse dicho escenario, con los bancos de nuevo en el epicentro del seísmo, supondría algo más que un lastre para la esperada recuperación económica que la mayoría de las previsiones de organismos nacionales e internacionales apuntan tanto para el actual 2021 como en años posteriores.

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