Situada en el municipio extremeño de Valdecaballeros, Badajoz, la planta alcanzará una potencia de 264 MW una vez esté totalmente operativa a finales de este año. Con ella suministrará electricidad a 140.000 hogares y se evitará una emisión de más de 211.000 toneladas de CO2 al año.
Un esfuerzo que el grupo pretende trasladar también a sus instalaciones en los puertos españoles para adaptar su actividad a la transición ecológica. Para ello tiene preparadas inversiones por más de 600 millones de euros solo en los puertos de Bilbao, Tarragona, Cartagena y A Coruña. Al tiempo está diseñando nuevos proyectos en otros complejos portuarios para acompañar el giro verde que acometerá en los próximos años.
Una apuesta clave por parte de la compañía. Como recuerdan los analistas de Renta 4, los negocios de Repsol están estrechamente vinculados a los puertos, ya que suponen polos logísticos de las refinerías y complejos petroquímicos.
Las inversiones van desde la construcción de plantas de combustibles sintéticos cero emisiones netas a partir de hidrógeno renovable, a una planta de generación de gas a partir de residuos urbanos.
Todas estas inversiones, recuerdan en Renta 4, ya están contempladas en el plan estratégico de la compañía y, por tanto, no supondrán un consumo de caja/deuda adicional, aunque también es cierto que por el mismo motivo no tendrán un impacto significativo en la cotización.
En cualquier caso, la firma ha reiterado su recomendación de sobreponderar con un precio objetivo de 13,3 euros por acción. Eso supone un potencial alcista superior al 35% desde su actual precio de mercado. En estos días, sin embargo, su cotización se ha visto debilitada por el temor a los efectos sobre el mercado de petróleo por el avance talibán en Afganistán.