Ahora se abre un período de incertidumbre, porque el hasta ahora imparable gran índice mundial de valores tecnológicos se ha situado por debajo de su media móvil de 200 sesiones por primera vez desde la primavera de 2020. ¿Se está empezando a mover la tierra bajo la piel de los inversores? De momento no hay razones para entrar en pánico -en absoluto- pero sí, y de sobra, para empezar a abrochar bien fuerte los cinturones.
Los analistas están lanzando sus primeras advertencias formales. Los más agresivos creen que la Reserva Federal ya está preparando el terreno para una subida que puede ser de 0,50% en la reunión del mes de marzo. La inflación aprieta hasta niveles insufribles en la primera economía del mundo y, si se confirman los augurios de estos expertos, al Banco Central Europeo (BCE) no le va a quedar más remedio que reevaluar su posición hasta ahora inamovible de no tocar el precio del dinero.
Otra vez vuelven las voces -pocas, pero es que habían desaparecido tras la irrupción de las variantes de Ómicron en noviembre- que hablan de una primera subida de tipos en la zona euro este mismo año. Con estas cartas sobre la mesa y las rentabilidades de los bonos americanos a 10 años a las puertas del 1,90% y la del ‘bund’ alemán a milímetros de dejar los rendimientos negativos, la presión sube y sube de tono en los mercados de acciones.
“Ya estamos viendo que las bolsas no dan mucho más de sí en este comienzo de año, en el que son un mar de dudas. No hay rally de arranque de 2022 ni lo puede haber con la amenaza de subidas de tipos que hay que reconocer que nos han cogido con el pie cambiado. Nadie podía esperar que se acelerara tanto la expectativa de normalización monetaria. Si Wall Street sigue flaqueando, vamos a ver cómo se aceleran las ventas en Europa”, señalan en uno de los mayores ‘broker’ del mercado.
Plegando velas
Por lo tanto, los gestores empiezan a plegar velas. Todavía de forma tímida, en una maniobra defensiva inicial que aún es de corto alcance, con todos los ojos puestos en Estados Unidos. Los índices americanos se han limitado hasta ahora a corregir desde unas valoraciones estratosféricas, pero ahora toca verificar si tienen más recorrido a la baja. Los gestores españoles han decidido ver y esperar antes de tomar decisiones, al menos hasta la temporada de resultados.
“Estamos en un momento de ‘impasse’, muy pendientes de las primeras cuentas del año 2021 a un lado y al otro del Atlántico. En juego están soporte claves en Wall Street como los 7.500 puntos del Nasdaq, los 35.000 del Dow Jones o los 4.500 del S&P 500. Si son perforados a la baja, puede haber un episodio de corrección más profundo todavía. Es hora de aquilatar riesgos y exponer sólo lo justo”, señalan en una gran gestora nacional.
En cualquier caso, los gestores hacen equilibrios para ajustar sus carteras a un momento de mercado cambiante, pero no exento de oportunidades. Estar en bolsa aún es una obligación para conseguir rentabilidades significativas, pero exige selectividad y acierto. A un paso de la temporada de resultados y con los rendimientos de la deuda y Wall Street asustando, las bolsas mundiales se enfrentan al primer gran plato fuerte de 2022.