En abril del año pasado, la Comisión de Protección de Datos de Irlanda (DPC) abrió un proceso de investigación a resultas de una masiva filtración de datos de los usuarios de Meta, la empresa matriz de Facebook.
El 'agujero' afectó a más de 500 millones de usuario y desnudó información muy sensible, como números de teléfono y direcciones de e mail.
La filtración se produjo a través de un sistema de recogida automatizada de datos de una web o programa informático, lo que se conoce como 'scraping'.
Estos datos acabaron en un portal en el que los ciberdelincuentes trafican con datos obtenidos de forma fraudulenta, para después utilizarlos en todo tipo de delitos. Este hecho fue el que motivó la investigación.
El organismo del país británico ha resuelto el caso imponiendo a la compañía una sanción económica de 265 millones de euros. Además, la resolución obliga al gigante de las redes sociales a implementar una serie de medidas para reforzar la seguridad de la información personal de los usuarios.
Un coloso tecnológico en horas bajas
Ni la multa supone un descalabro importante en las cuentas de Meta ni es la primera vez que Zuckerberg está en la diana de un escándalo relacionado con una protección de datos descuidada. Sin embargo, esta bofetada judicial llega en un momento de descrédito para la tecnológica, que además se ha visto obligada a afrontar una dura reorganización interna.
A principios de noviembre, Meta anunció una ronda de despidos que alcanzaría a 11.000 empleos vinculados a la compañía, en el que ha sido el primer gran reajuste en su historia. La inestabilidad económica, el descenso de los ingresos por publicidad y, sobre todo, la costalada comercial del hasta ahora fallido Metaverso, han sido las causas principales.
La empresa, de este modo, se deshace del 13% de su plantilla después de que los beneficios del grupo disminuyeran en un 52% en el tercer trimestre del año, perdiendo además una cuarta parte de su valor en bolsa. La gran vía de agua que ha sangrado al gigante ha sido su desmedida apuesta inversora por la realidad virtual, un Metaverso al que se han desviado decenas de millones de dólares y que, de momento, no está respondiendo con ingresos significativos.
Ni la venta de visores de RV ni los videojuegos y aplicaciones centradas en el Metaverso han logrado generar más que unos pocos centenares de millones, lo que ha alimentado la controversia sobre la gestión financiera de la compañía.
En un momento de debilidad económica, agravada por la incierta coyuntura externa, la concentración de recursos en ese área ha motivado un fuerte aluvión de críticas contra un Zuckerberg que se resiste a cambiar su estrategia.
En el mensaje que anunciaba la ronda de despidos, el magnate se reafirmó en su intención de derivar la mayor parte de las inversiones a "un número más reducido de áreas prioritarias de crecimiento", entre las que se incluye la Inteligencia Artificial y el Metaverso.