El gurú Peter Schiff, que acertó en el pronóstico sobre la magnitud de la recesión de 2008, ha advertido que considera que la actual ralentización de EEUU no va a ser leve. “Creo que esta recesión será peor que la Gran Recesión que comenzó después de la crisis financiera de 2008”.
El descenso en un 1,4% del producto interior bruto estadounidense en el primer trimestre y una inflación por encima del 8% auguran una crisis especialmente problemática. “La inflación en realidad va a ser exacerbada por la recesión. Entonces, los estadounidenses van a tener lo peor de ambos mundos. Una recesión peor que la Gran Recesión de 2008, pero una inflación peor que cualquier cosa que hayamos experimentado en la década de 1970”.
El deterioro de la situación de las finanzas de los hogares constituye un factor diferencial de esta crisis y que la complica aún más. “La economía tiene mucha más deuda ahora que en 2008. Y los estadounidenses tienen menos capacidad para pagarla cuando aumentan las tasas de interés, porque los saldos son mucho mayores. Entonces, estamos en una forma mucho peor como resultado de todos los rescates y todos los estímulos que cubrieron la última crisis”.
Después de comenzar su carrera como asesor de inversiones en Shearson Lehman en la década de 1990, Peter Schiff se convirtió en cofundador de Euro Pacific Capital y cuenta con el reconocimiento de haber pronosticado la crisis financiera de 2008.
También Advierte Schiff que el remedio a esta situación va a perjudicar a las clases medias y bajas. “Hay un remedio, pero no es sin dolor. Y desafortunadamente, es la clase media y los pobres quienes van a sentir más el dolor. Porque si la Fed lucha contra la inflación, es la clase media y la gente pobre quienes van a sufrir más durante la lucha contra la inflación”.
Fenómeno global
La inestabilidad económica constituye un fenómeno global, se advierte en un artículo del Instituto Mises, que critica la política de dinero barato, en un contexto de demanda bloqueada, en vez de estancamiento económico. “los ahorros de todos los agentes aumentaron anormalmente, la gente dejó de querer trabajar, aumentó el flujo de inversión hacia el mercado de valores y hacia los activos financieros, generándose hiperinflación en ellos y alejándolos de su justo valor.
El artículo del Instituto Mises indica que el las expectativas tras la pandemia se centraban en una inmensa oferta que satisfaría la demanda, lo que impulsaría el crecimiento económico. Nada más lejos de la realidad, debido a cambios estructurales “como resultado de bloqueos excesivos: brechas en las cadenas de suministro, participación reducida de la fuerza laboral y escasez de mano de obra en general, crecimiento hipertrofiado de los mercados de productos básicos y tensiones geopolíticas que refuerzan todos los factores anteriores”.