En este sentido, los inversores han torcido el gesto tras conocerse el acuerdo alcanzado por el grupo de restauración para la modificación de determinados términos del Contrato de Crédito que le permitirán disponer de 100 millones de euros adicionales. Una cantidad que la compañía tiene previsto utilizar para fines corporativos generales y a financiar su expansión.
Las entidades acreedoras se han comprometido a conceder a AmRest el denominado Facility G por este importe, así como la inclusión de la obligación de mantener una ratio de equity/activos, manteniendo inalterados los principales términos en materia de intereses y vencimiento.
Aunque a la larga este acuerdo parece positivo, los problemas de apalancamiento del grupo no gustan demasiado en el mercado. A ello se une el temor a una posible contracción del consumo a raíz del mayor endurecimiento monetario por parte del Banco Central Europeo y de la crisis energética. Una de las cosas de las que primero se suele prescindir a la hora de apretarse el cinturón son las comidas fuera de casa o el ocio.
Una situación que complica el futuro inmediato de la compañía que gestiona marcas tan emblemáticas como La Tagliatella, aunque por otro lado sus otras marcas de comida rápida como son KFC o Pizza Hut podrían verse resentirse menos.
En cualquier caso, los accionistas andan con pies de plomo ante cualquier noticia negativa. En la última semana, el valor ha vuelto a perder terreno y ya acumula un retroceso superior al 25 % en el conjunto del año tras el frustrado intento de rebote de este pasado mes de agosto. Mientras no recupere y consolide la referencia de los 5 euros, señalan los expertos técnicos, no cabe esperar demasiado del valor a medio plazo.