Las dos principales compañías privadas, la estadounidense Exxon Mobil y la europea Shell, se preparan para un futuro descontaminado. La saudí Aramco, propiedad estatal, apuesta por mantener, incluso aumentar, su ritmo de extracción.
La petrolera saudí produce un 10% del petróleo mundial. Sus planes son los de incrementar su capacidad de extracción desde los 12 millones de barriles día actuales a 13millones en 2027 a la vez que aumentaría en un 50% su extracción de gas.
Aramco justifica este mayor ritmo de expansión en la escasa contaminación que se desprende de su extracción por las condiciones de su crudo. La emisión de carbono a la atmósfera solo equivale a un 15% de la generada por otros productores. Ahora bien, desde la Agencia Internacional de la Energía se responde que la emisión de carbono significativa es la que se genera cuando se quema el petróleo o el gas.
El otro y fundamental argumento saudí, a pesar de su gran esfuerzo por instalar energías verdes en su territorio, no es otro que la renta anual obtenida por la venta de hidrocarburos. Ingresos que facilitan la inversión en instalaciones de solares y eólicas. Se puede estirar la producción de crudo, pero las reservas son finitas, máxime si se incrementa la producción anual.
La energía nuclear, en desusor ¿Habrá que esperar a la producción de energía atómica derivada de la fusión del átomo? “Decididamente NO”, afirma Andrew Sissons, directivo de Nesta, en un artículo en el Financial Times.” La abundancia de energías verdes está más cerca de lo que piensan los saudíes”.
La pasada semana, el suministro eléctrico en el Reino Unido cubrió el 50% de la demanda con energía eólica. La energía derivada del gas solo cubrió el 14% del consumo. La capacidad de los molinos eólicos está prevista que pase de los 14GW actuales a 27 GW en 2027.
El gran obstáculo no es otro que el carácter intermitente de la eólica y la solar. Para atender debidamente la demanda sería necesario almacenar excedentes de producción cuando las condiciones sean favorables. Un coste suplementario elevado.
El otro gran obstáculo es la capacidad y calidad de las baterías para almacenar los excedentes de producción. Grandes inversiones financieras y coste muy elevados para la construcción de las baterías. El esfuerzo tiene el importante señuelo de la diferencia de precios de la eólica y la nuclear, la primera cuesta en libras 37 unidades por MW y la nuclear 100 libras.
La elección sobre el futuro de la energía en España no ha salido todavía a la tribuna pública, aunque la fiebre por los paneles solares se extiende vertiginosamente por nuestra geografía. La alerta que trasmiten los precios del gas y de la electricidad encuentra una respuesta entre la ciudadanía que bien merecen la máxima atención de las autoridades. Bravo por las subvenciones a la instalación de paneles con fondos propios y comunitarios.