En principio, los analistas empiezan a mostrarse escépticos tras el empuje mostrado en los últimos años. El precio medio de las últimas recomendaciones apenas supera los 11 euros por acción. La más reciente de Credit Suisse es de las más optimistas con una estimación de precio objetivo de 11,6 euros por acción, lo cual deja poco margen de revalorización respecto a su precio actual de mercado.
Con todo, el grupo energético español sigue trabajando para fortalecer su modelo de negocio. Fruto de ello ha sido la alianza estratégica firmada esta semana con el fondo soberano de Noruega, gestionado por Norges Bank Investment Management, para coinvertir en 1.265 MW de nueva capacidad renovable en España dividida en un 20 % en energía eólica y un 80 % fotovoltaica.
Un acuerdo destinado acelerar la descarbonización en España, pero que en un futuro podría extenderse también hacia otros países. Iberdrola contará con un porcentaje mayoritario del 51% en los activos, cuya valoración asciende a unos 1.225 millones de euros. Iberdrola controlará y gestionará los activos, prestando servicios de operación y mantenimiento y otros servicios corporativos. Esta cartera renovable tendrá capacidad para suministrar energía a más de 700.000 hogares cada año.
Un acuerdo para incentivar su crecimiento que se encuadra en la estrategia de alianzas con socios preferentes como las firmadas con BP para la producción de hidrógeno o con Energy Infraestructures Partners para impulsar la eólica marina, entre otras.
Iberdrola reafirma así su compromiso con la descarbonización de España, país donde la compañía prevé invertir 6.000 millones de euros adicionales hasta 2025, incrementando aún más los 85.000 empleos que sostiene actualmente en su cadena de proveedores. Los activos de Iberdrola alcanzan a septiembre los 170.000 millones de euros en todo el mundo.