Se trata del segundo año consecutivo de crecimiento a tasas de dos dígitos, tras el avance del 27% de 2021, y además de la desaceleración respecto a 2021, inquieta el hecho de que, como el año anterior, la expansión de los envíos esté impulsada principalmente por factores exógenos (alza de los precios de las materias primas, principalmente) y no por la capacidad regional de incrementar el volumen exportador o de diversificar la oferta hacia nuevos sectores dinámicos.
Cabe resaltar, además, que por segundo año las importaciones de bienes habrán progresado más que las ventas al exterior, algo no deseable en un contexto de encarecimiento de la financiación externa.
Según el informe ‘Perspectivas del Comercio Internacional de América Latina 2022’ de Cepal, y en contraste con la pérdida de vigor del crecimiento del comercio de bienes, el de servicios habrá mostrado el año pasado una importante recuperación, con un avance del 45% en el primer semestre de 2022 respecto de igual período de 2021. En ello habrá resultado clave la reactivación del turismo, según un informe que deja claro la gran dependencia regional de la actividad turística, que supera de lejos la media mundial.
Crece el comercio con Europa
Por si fuera poco, las perspectivas del comercio mundial para 2023 no son nada brillantes. Los expertos advierten de que, en un contexto marcado por el conflicto en Ucrania, una alta inflación, un menor crecimiento económico, tensiones geopolíticas y persistencia de la pandemia en China, el comercio mundial, que habrá sufrido una fuerte desaceleración en 2022, agudizará la debilidad este 2023: tras expandirse el 9,8% en 2021 y el 3,5% el año pasado, para este ejercicio se proyecta que el volumen del comercio mundial de bienes crecerá apenas el 1%, una merma de pulso a la que Latam no será ajena.
Las exportaciones en valor de bienes habrán crecido el 23% en Sudamérica y el 16% en Centroamérica, mientras que las importaciones lo habrán hecho el 25% y el 31%, respectivamente. Según las últimas proyecciones, el aumento de las exportaciones en valor habrá sido especialmente relevante en Venezuela (+63%); Colombia (49%); Ecuador (+32%); Honduras y Bolivia (31%); Nicaragua (26%); Cuba (25%) y Panamá (+24%).
Las exportaciones de las grandes economías habrán crecido el 22% en Brasil; el 21% en Argentina; el 18% en Perú; el 16% en México y apenas el 6% en Chile. Los incrementos habrán sido del 21% en Guatemala y Uruguay; del 19% en Dominicana; del 16% en El Salvador; del 10% en Costa Rica y del 6% en Paraguay.
El incremento importador en valor lo habrán liderado Ecuador (+41%); Guatemala (+39%); Honduras (+37%); Argentina (+35%); Panamá (+33%); Dominicana (+32%). En las mayores economías, salvo Argentina, las alzas habrán sido inferiores; del 28% en Colombia; del 26% en Brasil; del 21% en México; del 18% en Perú y del 17% en Chile. Y se habrán limitado al 26% en Bolivia; al 22% en Costa Rica; al 21% en Uruguay; al 19% en El Salvador; al 16% en Nicaragua; al 14% en Cuba y Paraguay y al 12% en Venezuela.
Oportunidad en infraestructuras
En 2022, las exportaciones a la UE habrán sido las más relevantes, con un crecimiento del 26% en valor. Y, por primera vez desde 2015, las ventas a China habrán sido las menos dinámicas (+8%). Por contra, el comercio intrarregional se habrá expandido un 22% en 2021, y como el año pasado habrá crecido más que las exportaciones totales del área. No obstante, esta recuperación no alcanza a compensar los efectos de una tendencia de declive iniciada a mitad de la década de 2010 y agravada en 2020 por la pandemia.
El texto indica que este debilitamiento del comercio intrarregional en los últimos años dificulta avanzar hacia una recuperación transformadora. Y advierte de que, en un contexto mundial en el que las principales potencias económicas están buscando avanzar en sus propios procesos de regionalización comercial y productiva, resulta indispensable reimpulsar el proyecto de la integración económica regional. En esta difícil coyuntura, la Cepal juzga que es urgente avanzar hacia un mercado regional amplio y estable que cree escalas eficientes de producción y encadenamientos productivos intrarregionales.
El deterioro proyectado en intercambios de Latam habrá causado un saldo deficitario de la balanza comercial de 58.000 millones en 2022, 45.000 millones más que en 2021. México, Centroamérica y los importadores de energía del Caribe habrán anotado déficit comerciales importantes, en contraposición a Sudamérica. La mayoría de países habrá sufrido en 2022 un alza de precios de los productos que importan superior al de los que venden. Los únicos con impacto positivo habrán sido los exportadores netos de combustibles.
El documento destaca que las cadenas mundiales de suministro por vía marítima son clave para avanzar en la región, que se enfrenta a un doble reto: reducir el atraso significativo en infraestructura e interconectividad entre los puertos y el interior de la economía, algo que puede ser una buena oportunidad para unas empresas españolas muy presentes en la zona, y afrontar los impactos que amenazan con reconfigurar la estructura del comercio internacional. Ante ello, los expertos recomiendan el recurso a las APP.