Durante esta semana y la que viene, la plana mayor de Sabadell, Unicaja, Santander, BBVA y CaixaBank saldrá a la palestra para poner en valor unas ganancias netas totales -sumadas las de Bankinter, que ya ha publicado- de 20.000 millones de euros en 2022 y las perspectivas para un 2023 que pinta bien para el sector. Los vientos de cola se multiplican en plena activación del impuesto.
En los cuarteles generales de los bancos han llegado a la conclusión de que toca hacer un ejercicio de contención en el discurso, empezando por el dividendo. Se trata de no hacer demasiado ruido con la evidencia de que el sector va a repartir cerca de 7.000 millones de euros en dividendo con cargo a 2022, en torno a un 50% más. Y todo apunta a que, salvo catástrofe, el sector seguirá apretando el acelerador este año.
La obsesión de la banca es contentar a sus accionistas y detener la sangría que en los últimos trimestres ha sufrido su base accionarial. Ahí están compitiendo las entidades a cara de perro, sabedoras de que no ser generoso ahora -cuentan con rentabilidades por dividendo atractivas entre el 5% y el 7%- es quedarse fuera de la foto. Y si para evitar este riesgo hay que hacer oídos sordos a las recomendaciones de los supervisores, pues se mira hacia otro lado con el aval de la subida de los tipos de interés, que salvo sorpresa subirán hasta el 3% el 2 de febrero.
Mejora de los márgenes
Y también de la mejora de la morosidad, que sigue bajo absoluto control -el 3,68% en noviembre, en mínimos desde 2008- a pesar del impacto en los hogares de la subida de tipos y de la inflación. Hay riesgos a medio plazo, claro está, pero los márgenes del sector crecen a velocidad de crucero -gracias también al mutis por el foro de la banca a la hora de remunerar los depósitos de clientes- en un escenario que no tiene nada de apocalíptico.
Mientras se activa el impuestazo que la banca recurrirá en bloque en el arranque de febrero, José Manuel Campa asegura que la tasa no tendrá impacto sobre la solvencia de la banca. El presidente de la Autoridad Bancaria Europea (EBA) también pone su granito de arena para desmontar la estrategia de la banca para atacar el impuesto. Con el sector a pleno pulmón en bolsa, donde sube en torno a un 11% este mes, hay poco donde apoyarse a corto plazo para atacar el gravamen.
Que el impuesto vaya a drenar crédito del sistema por valor de 50.000 millones de euros ha sido el gran caballo de batalla del lobby bancario. Pero con la inflación empezando a bajar y nubes menos negras respecto a la ralentización de la economía mundial, el argumento pierde peso con el paso de las semanas. Todo indica que a la banca le tocará asumir un perfil bajo respecto al impuesto en las presentaciones de resultados.
De momento, no hace sino perder cartas en la partida, que será larga y se desarrollará en distintos escenarios. Pero ahora mismo casi todo juega en contra, incluido el informe de la EBA que sitúa a los banqueros españoles como los mejores pagados de las grandes economías europeas, sólo por detrás de Austria y Liechtenstein. Más razones para guardarse las ganas de sacar pecho con los extraordinarios resultados -los de Bankinter ya son un hecho- que vienen.