Según la asociación mundial de líneas aéreas, la IATA, que agrupa a 290 compañías (el 82% del tráfico aéreo mundial) el sector empieza el año con 5.800 millones de dólares (casi 5.506 millones de euros) retenidos por diversos gobiernos. El caso más espectacular es el de Venezuela que tiene retenidos más de 3.600 millones de euros desde 2016 aunque la deuda se retrae a 2014.
Aunque muchas deudas acumulan ya años de retraso la asociación, con sede en Canadá, denuncia que solo en los últimos seis meses la cantidad ha aumentado el 25% o, lo que es lo mismo, más de 374 millones de euros.
La necesidad de las diferentes economías de captar dólares o, simple y llanamente, por diferencias o respuestas políticas a los diferentes países de los que proceden las aerolíneas están detrás de este embargo encubierto.
Según el director general de la IATA, Willie Walsh, “evitar que las aerolíneas repatríen fondos puede parecer una manera fácil de apuntalar las tesorerías agotadas, pero en última instancia, la economía local pagará un alto precio”.
Y asegura que “ninguna empresa puede mantener la prestación de servicios si no se le paga y esto no es diferente para las aerolíneas. Los enlaces aéreos son un catalizador económico vital. Permitir la repatriación eficiente de los ingresos es fundamental para que cualquier economía permanezca conectada globalmente con los mercados y las cadenas de suministro”.
**Embargo de Venezuela++
En total son más de 27 gobiernos y territorios los que han recurrido a este embargo de fondos. A ellos IATA recama desde hace años que eliminen todas las barreras para que, de acuerdo con los tratados internacionales, las aerolíneas puedan repatriar no ya sus beneficios, sino los ingresos por la venta de billetes y otras actividades como el handling o el mantenimiento.
Aunque Venezuela lidera con holgura, por antigüedad y cuantía, el grupo de países que tienen retenidos los fondos de las compañías aéreas, los cinco mayores Estados deudores son Nigeria (más de 523 millones de euros), Pakistán (213,6 millones), Bangladesh (197,4 millones), Líbano (cerca de 137 millones) y Argelia que pese a su potencia exportadora de gas, tiene retenidos casi 133 millones de euros de las compañías.
En el caso de Nigeria, los problemas de repatriación surgieron en marzo de 2020 cuando la demanda de divisas en el país superó la oferta y sus bancos no pudieron atender las repatriaciones de divisas. No obstante, según IATA, las autoridades nigerianas se han comprometido a encontrar medidas para liberar los fondos disponibles.
Venezuela es caso aparte. Las compañías también han reiniciado negociaciones con el gobierno de Nicolás Maduro para recuperar los esfuerzos para recuperar los más de 3.600 millones de euros que tienen bloqueados. Para repatriar los fondos, las compañías necesitan una autorización gubernamental, pero la lentitud del proceso ha hecho que que solo se aprobara la solicitud de una aerolínea en 2015. Y una sola aprobación es todo lo que las aerolíneas han conseguido desde 2016 hasta hoy.
Según la asociación de líneas aéreas, esta actitud del gobierno venezolano ha perjudicado su conexión con el exterior: “la conectividad con Venezuela se ha reducido a un puñado de aerolíneas que venden billetes principalmente fuera del país”, señala. De hecho, entre 2016 y 2019 (antes del COVID) la conectividad hacia desde Venezuela se desplomó el 62%.
“Venezuela busca ahora impulsar el turismo -señala la IATA- como parte de su plan de recuperación económica COVID-19 y está buscando aerolíneas para reiniciar o expandir los servicios aéreos hacia/desde Venezuela. El éxito será mucho más probable si Venezuela es capaz de infundir confianza en el mercado mediante la liquidación rápida de deudas pasadas y brindando garantías concretas de que las aerolíneas no enfrentarán ningún bloqueo en la futura repatriación de fondos”.