No en vano, el aprovechamiento del análisis de datos y la IA se convertirá en uno de los elementos más diferenciadores para generar valor añadido para el sector.
Para ello, apuntan en Capgemini, la transformación de las sucursales en centros de experiencias está ayudando a los bancos a pasar de las relaciones transaccionales a la conexión digital: reduciendo costes, aumentando ventas y generando valor estratégico a largo plazo forjando conciencia de marca entre los clientes digitales al tiempo que crean presencia en el mercado.
Conviene recordar que un amplio segmento de la población carece de conocimientos esenciales sobre finanzas personales y de gestión monetaria y mucha gente mayor sigue sin lograr adaptarse a las nuevas tecnologías. En este sentido, las entidades más diligentes y proactivas -mediante operaciones y planificación de presupuestos, préstamos, ahorros y jubilación- para ayudar a sus clientes a navegar y sacar mayores rendimientos de sus ahorros en tiempos de incertidumbre tendrán una clara ventaja competitiva.
Un modelo que la banca tradicional busca fortalecer con Fintechs que les ayuden a complementar sus capacidades digitales e impulsar su cuenta de resultados. Las transacciones de estas sociedades tecnológicas, recuerdan en la consultora, ofrecen acceso rápido a talento, tecnología, nuevos segmentos de productos y bases de clientes activas. Las fusiones y adquisiciones entre bancos suelen demorarse en el tiempo debido a las complejas revisiones normativas, pero las operaciones de las Fintechs son una buena solución al ser relativamente rápidas y plantear menos retos tras la adquisición como la integración tecnológica.
Impulso a la banca verde
Entre las nuevas tendencias destaca también el fuerte compromiso del sector por impulsar la sostenibilidad mediante la reducción de su huella de carbono y el desarrollo de la economía circular en sus procesos empresariales. Poco a poco se está imponiendo así la banca verde ante la creciente presión del mercado por la sostenibilidad. Con ello se está estimulando la innovación, al tiempo que se crean nuevos flujos de valor para que los hogares, las corporaciones, las pequeñas y medianas empresas y los gobiernos, que aspiran a conseguir cero emisiones netas de carbono, encuentren los productos y servicios financieros verdes que demandan.
Uno de estos servicios será la financiación integrada para prestar una mejor experiencia de usuario. Una cadena de valor extensa mantiene a los bancos alejados del consumidor final, con menos acceso a datos valiosos sobre los usuarios y poca o ninguna implicación en la experiencia del cliente.
Por este motivo, los bancos están empezando a asumir un creciente papel de habilitadores de BaaS. Es decir, imitando el modelo de las Fintechs que proporcionan infraestructura de plataforma con el fin de acercarse a los consumidores finales, consiguiendo un volumen de ingresos más rápido y a un mayor acceso a sus datos. Eso permite a las entidades financieras aportar una mayor flexibilidad y personalizan sus productos bancarios según las necesidades del consumidor final.
Por este motivo, la figura del CMO (director de marketing) cuenta cada vez mayor relevancia en el sector. Las decisiones de los CMO bancarios se están tornando hacia el aprovechamiento de datos a través de la inteligencia artificial y las herramientas de análisis.
Todo ello sirve para para obtener información práctica y crear experiencias de clientes únicas que ayudan a impulsar nuevas oportunidades de ingresos y crecimiento estratégico, además de una reducción significativa en los costes de adquisición de nuevos productos.
En este sentido, la adopción generalizada de la identificación digital es otra de las tendencias que está ganando protagonismo con el objetivo de generar confianza en las infraestructuras digitales y permitir un intercambio de datos interoperable y sin fisuras. Por ejemplo, apuntan en Capgemini, “permite a las instituciones financieras desarrollar rápidamente servicios integrados de valor añadido utilizando una conectividad API segura”. También garantiza una experiencia de cliente sin necesidad de elementos físicos como el papel y sin presencia, gestionada de forma remota a través de todos los canales digitales.
La nube y las DeFi, grandes retos de futuro
Para ello, la apuesta por la nube sigue siendo fundamental, y más allá de los beneficios económicos, la transformación en la nube está ayudando a los bancos a acelerar los objetivos de sostenibilidad, los ciclos de innovación y la velocidad de comercialización de nuevos productos.
A pesar de diversos obstáculos, como la guerra de talentos tecnológicos, los bancos -grandes y pequeños- están avanzando a grandes pasos y de forma positiva en la migración de su infraestructura a la nube.
Pero, sobre todo, uno de los aspectos que más están estudiando el sector financiero, aunque con enorme cautela, son las finanzas descentralizadas construidas sobre la tecnología blockchain, las denominadas DeFi. Su principal característica como señalan en la página del Banco Santander radica en que son los propios usuarios quienes intercambian activos y servicios financieros, sin intermediarios, para usarlos como mecanismos de inversión o financiación, entre otras muchas posibilidades.
De hecho, la banca ya está analizando casos piloto de uso de DeFi, aunque la inestabilidad del sector impide, en gran medida, su uso masivo de momento. La adopción generalizada de los protocolos DeFi sigue siendo una aspiración a largo plazo, si bien, los préstamos han sido uno de los segmentos de más rápido crecimiento en las finanzas descentralizadas. Un segmento con un altísimo potencial, pero la volatilidad, la regulación incipiente, los riesgos de gobernanza y los contratos irreversibles y opacos exigen cautela.
El posicionamiento de la banca en todas estas tendencias ya no es una cuestión de futuro, sino de presente y aquellas entidades que más rápido y mejor se adapten al nuevo entorno actual tendrán una ventaja competitiva y su crecimiento garantizado.