Con este escenario ¿es posible que la única manera de frenar la inflación fuera mediante una recesión económica?
La Reserva Federal, el banco central estadounidense, ha llevado a cabo nada menos que ocho subidas de tipos justo en un año. Dos de un cuarto de punto, dos de medio punto y cuatro de tres cuartos de punto. Pero el presidente de la Fed, Jerome Powell, parece más preocupado por evitar un daño a la economía que por la inflación. Los precios en Estados Unidos han crecido en el último año un 6,4%.
El Banco Central Europeo, por su parte, ha llevado a cabo cinco subidas de tipos en el último año, tres de medio punto y dos de tres cuartos de punto. Y parece que también han sido insuficientes, ya que la inflación se encuentra en el 8,5% en la Eurozona.
La guerra ha disparado el precio de los combustibles, algo que parece que han logrado frenar los distintos gobiernos europeos. No así la inflación de los alimentos, que se encuentra por la zona del 15%.
Los tipos seguirán subiendo
El incremento de los tipos de interés tiene un efecto inmediato de encarecimiento del crédito, que constituye uno de los catalizadores de la inflación. Pero los expertos señalan que en un mercado como el del crédito hipotecario, los efectos de subida de tipos tardan un tiempo en plasmarse, ya que las operaciones se renuevan con periodicidad anual.
Los teóricos señalan que para un adecuado control de los precios, los bancos centrales deberían reaccionar al menos dos años antes de que afloren las presiones inflacionistas. Pero en la situación actual, los bancos centrales actuaron “no antes, sino al menos un año después de que la inflación se acelerara”.
La crítica a la actuación de los bancos centrales resulta contundente. “Aunque se han puesto al día rápidamente en los últimos meses, tienden a detenerse antes de que se certifique que la inflación está muerta. Este es uno de los riesgos importantes”, señala el diario digital The Epoch Times, en un reciente artículo. Este es un periódico neoyorkino internacional multilingüe y una compañía de medios de corte ultraconservador afiliada al nuevo movimiento religioso Falun Gong.
El gran problema es que cuanto mayor sea la resistencia de los precios a bajar obligará a mayores subidas de los tipos de interés, lo que eleva cada vez más el riesgo de una caída en recesión de la economía. Algo que terminaría de frenar los precios.