Monitor de Latinoamérica

El gi­gante re­gional crece como prin­cipal des­tino de la IED eu­ropea en Latam

Lula de Silva hace un guiño a energéticas y constructoras españoles

El pre­si­dente bra­si­leño re­clama más in­ver­sión en obra pú­blica, sin de­ta­llar la in­ver­sión pri­vada

Ignacio Galán y Lula Da Silva
Ignacio Galán y Lula Da Silva

Brasil sigue sin re­pun­tar, lo que es mo­tivo de in­quie­tud. Contínua como el se­gundo mer­cado más im­por­tante de Latam para la in­ver­sión es­pañola, aunque nada pa­rece haber cam­biado os­ten­si­ble­mente tras re­levar Lula a Bolsonaro. Las firmas es­pañolas ope­ran, pese a cierta in­cer­ti­dumbre sobre la po­lí­tica eco­nó­mica e in­ver­sora de Da Silva, en modo ‘business as usual’, mien­tras crecen las ex­pec­ta­tivas de ne­gocio en al­gunos sec­to­res, es­pe­cial­mente en in­fra­es­truc­tu­ras, ener­gé­ticas y obra pú­blica.

Esta actividad es la que el nuevo mandatario quiere impulsar y en la que ya existe una nutrida representación española en el país, y con interés por aumentar proyectos allí.

Lula acaba de asegurar que su Gobierno impulsará obras públicas en todo el país “para generar empleo, alentar el crecimiento y poner el país a funcionar”, tras una reunión sobre planes de infraestructura. “El Gobierno hará crecer la economía haciendo inversiones”, señaló Lula, que encomendó a los ministros de Hacienda, Haddad, y Planificación, Tebet, “conseguir el dinero que se precisa para hacer inversiones”, tanto con el apoyo de los bancos públicos como de la IED. El mandatario indicó que al asumir el cargo el 1 de enero, su gobierno se encontró con 14.000 obras paralizadas.

Asimismo, Lula ha anunciado que se invertirán 4.280 millones de dólares en infraestructura este año. “En 12 meses invertiremos más en infraestructura que el anterior Gobierno en 4 años”, destacó el presidente, no sin criticar que la Administración Bolsonaro se centró en la inversión privada. Aunque se prevé que Da Silva actúe pragmáticamente y favorezca el desarrollo de la inversión foránea y refuerce la asociación público-privada, sobre todo en infraestructuras, los inversores recelan un tanto de su impronta de estatalización económica.

A paso lento

De hecho, y pese al impulso que se quiere dar a las infraestructuras, los observadores juzgan que la Administración Lula, defensor de la inversión pública en este sector, se está moviendo con mayor lentitud de la esperada en concesiones y asociaciones público-privadas, pese a haber señalado que no está en contra de las inversiones privadas y que las concesiones continuarán en algunas áreas. Todo ello en un momento en el que hay mucho apetito entre los inversores por los activos de infraestructura brasileños y varios estados avanzan en sus planes de concesión. Bajo Bolsonaro, el Gobierno avanzó rápidamente en las concesiones de infraestructura al sector privado.

Un reciente estudio cifra en 14.000 millones de dólares el dinero que se precisa en Brasil sólo para reparar carreteras en mal estado. Y señala que, de la red pavimentada de carreteras federales y grandes rutas estatales (un total de 110.333 kilómetros, mayoritariamente bajo administración estatal), las vías en malas condiciones corresponden predominantemente a la gestión pública.

Las empresas españolas son las segundas inversoras foráneas en Brasil, con un acumulado de 48.000 millones de euros, país que es cuarto destino global de la inversión española. La marcha de la economía es relevante para España, presente en todos los sectores, sobre todo en telecos, finanzas, infraestructura, industria, energía y turismo, en un país que es destino estratégico y donde están instaladas más de 500 empresas, entre ellas buena parte de las del Ibex.

El brasileño es mercado muy importante en facturación e ingresos para Santander, Iberdrola, Naturgy, Telefónica y Mapfre, y también clave para Repsol, Acciona, Ferrovial, Dia, ACS, Aena, Sacyr, Redeia y Globalia. Según el ‘XV Informe Inversión Española en Iberoamérica’, Brasil será uno de los cuatro países del área donde las firmas elevarán más su inversión este 2023.

Bajo crecimiento en 2023

Así las cosas, el impulso a infraestructuras que pretende Lula constituye una acicate para las firmas españolas de construcción y energía, en un momento en el que los expertos señalan que la inversión en Latam en sectores como renovables, infraestructura de transporte y desarrollo de la red 5G serán campos atractivos para invertir en 2023, pese al bajo crecimiento y la alta inflación, y con Brasil, México y Chile como mejores destinos.

Pero Brasil no es sólo un país atractivo para España, sino para el conjunto de la UE y sus competidores, EEUU y China. En 2022, con 281.610 millones de dólares, Brasil fue el mayor destino de la IED de la UE en Latam y está cerca de desplazar a Rusia en cuanto a mayor flujo de recursos europeos a países emergentes. La guerra en Ucrania y las posibilidades que se abren con el acuerdo de libre comercio Mercosur-Unión Europea convertirán a Brasil en destino preferido entre los emergentes, según el Mapa Bilateral de Inversiones Brasil-UE. Hoy, Brasil acapara el 41,5% de toda la IED europea a América Latina, pero solo el 3,1 % de la destinada a todo el mundo.

El documento, fue presentado días atrás en Brasilia en la reunión que la vicepresidenta de la Comisión Europea, Margrethe Vestager, mantuvo con el Gobierno, dentro de la gira por Chile, Colombia y Brasil en busca de un mayor acceso europea al suministro de materias primas críticas, en un momento en el que la Unión tiene voluntad de trazar una alianza estratégica con Latam.

Impulsar una economía renqueante será el gran objetivo de Lula. El PIB de Brasil creció el 2,9% en 2022, impulsado por el sector de servicios, si bien el resultado refleja la desaceleración de la mayor economía de Latam, que repuntó el 5% en 2021, en su mayor avance en 11 años, tras anotar en 2020 una recesión del 3,9% por el Covid. Sin embargo, el PIB reducirá el paso a entre el 0,9% este año, según Cepal, y al 1% según el FMI. Y el propio Ministerio de Hacienda de Brasil acaba de revisar a la baja el crecimiento del 2,1% al 1,6% en 2023. Antes de la pandemia, Brasil ya sumaba años de debilidad: el PIB cayó el 3,8% en 2015 y el 3,6% en 2016. Y creció el 1,3% en 2017 y 2018 y el 1,1% en 2019. El Gobierno, además, prevé para este 2023 una rebaja muy moderada y lenta de la inflación, actualmente en el 5,5%.

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